Quantcast
Channel: ElDiario.es - Cine
Viewing all 2750 articles
Browse latest View live

Tres nuevos cargos contra Weinstein podrían enfrentarle a la cadena perpetua

$
0
0

Los cargos contra Harvey Weinstein siguen aumentando. La Fiscalía del distrito de Manhattan lo anunció ayer, incluyendo un acto sexual forzado contra una tercera mujer en 2006, a la que practicó sexo oral sin consentimiento. Un acto criminal de primer grado, según ha recogido Variety. 

La institución confirmó otros dos de asalto sexual predatorio, por lo que los cargos contra el magnate de 66 años ascienden a seis. Los recientes se suman a los tres por los que ya fue imputado el pasado mes de mayo. Los contemplados como predatorios son los más graves, al ser crímenes penados en Estados Unidos con entre diez años de prisión y cadena perpetua. Así lo detalló la fiscalía. 

La acusaciones forman parte de la investigación llevada a cabo por el fiscal Cyrus Vance. En el comunicado emitido, aprovechó para agradecer el "extraordinario valor" de las "supervivientes" que han comparecido hasta el momento.

El proceso, realizado en colaboración con la policía de Nueva York sigue en activo, por lo que animó a que otras víctimas a contribuir: "Si eres una superviviente del abuso predatorio que se le imputa al Sr. Weinstein, aún hay tiempo para buscar justicia".

El productor sigue sin reconocerse culpable de ninguna de las denuncias de las más de 75 recibidas. Ha sostenido que las relaciones sexuales forzadas de las que le acusan fueron consentidas. Continúa en libertad bajo fianza desde que el pasado 25 de mayo se entregara a la Policía. Entonces se le impuso  una fianza de un millón de dólares y se le obligó a portar un geolocalizador.

La batalla iniciada en octubre del año pasado contra Harvey Weinstein continúa. 


La bajada del IVA del cine solo se notará en el precio de la entrada unos 70 céntimos

$
0
0

La eterna promesa de la bajada del IVA de las entradas de cine por fin va a cumplirse. La aprobación de los Presupuestos Generales del Estado 2018 incluía su descenso del 21 al 10 por ciento y, tras la publicación del BOE, podrá hacerse efectiva. Así lo ha comunicado Europa Press. 

Tras la esperada aprobación, cada uno de los cines, de forma individual, debía decidir cómo repercutiría la aplicación del IVA en el precio de sus entradas. Como ha informado EFE, las principales cadenas cinematográficas españolas Cinesa, Renoir y Kinépolis van a aplicar la reducción, aunque la rebaja variará en función del precio actual en cada una.

Sin embargo, la esperada rebaja sólo provocará la disminución de menos de un euro en el importe de las entradas. El análisis llevado a cabo por FACUA - Consumidores en Acción, estima que la media será de 0,66, por lo que el precio en los fines de semana y festivos pasaría de los 7,31 actuales a 6,65 euros. 

Cinesa cuenta con más de 500 salas en 45 cines y aplicará un "descuento proporcional". Esto implica que una entrada con precio de 10 euros, como en el Cinesa Manoteras de Madrid, pasará de 10 a 9,10 euros y, para otras de 9,50, como las del Diagonal de Barcelona, descenderá a 8,60. En ambos, la disminución será de 90 céntimos. 

En el caso de Kinépolis, que cuenta con algunas de las salas más grandes y avanzadas tecnológicamente en ciudades como Madrid, Granada, Valencia o Alicante, aplicarán la bajada en todas sus salas. En Madrid, la entrada normal pasará de 10 a 9.10 euros. 

Por su parte, en los cines Renoir, presentes en Madrid, Barcelona y Guadalajara, la rebaja íntegra supondrá una reducción de entre 40 y 80 céntimos, ya que tienen distintas promociones a lo largo de la semana, según ha explicado un portavoz. 

La Federación de Cines de España (FECE) manifestó su "satisfacción" tras conocerse la aprobación de las cuentas de 2018 y celebró "la vuelta a la normalidad" del IVA aplicado a las salas de cine, tras "mas de cinco años" en los que, según señalaron los exhibidores, los cines han hecho "un esfuerzo notable" para que los espectadores no se vieran afectados.

La esperada rebaja desde 2012

El sector cinematográfico, al igual que el resto de ámbitos culturales, experimentó una subida del IVA del 8 al 21 por ciento en septiembre de 2012  (a excepción de libros, que cuentan con un cuatro por ciento, o las entradas de los museos, exentas de este impuesto) y desde entonces ha reivindicado el descenso de este tributo.

La cultura fue uno de los sectores más perjudicados por la subida de 2012, ya que mientras que el tipo general pasó del 18 al 20 por ciento, el reducido del 8 al 10 por ciento y el superreducido se mantuvo en el cuatro, algunos ámbitos, como la venta de entradas a espectáculos culturales (cine, teatro o conciertos), cambiaron de un tipo de gravamen reducido al general, lo que supuso 12 puntos porcentuales más.

Sin embargo, las entradas a las salas de cine no se incluyeron en la bajada del IVA al 10 por ciento que entró en vigor en junio de 2017, que sólo abarcó los espectáculos culturales, y finalmente ahora, con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, se equiparará al teatro, la danza o la música en directo. 

El buen cine no coge vacaciones de verano: 8 películas para huir de los taquillazos

$
0
0

El verano es la época en la que las salas de cine se plagan de aventuras y acción, generalmente en forma de blockbuster. Sin embargo, este tipo de cine no es del gusto de todos y, entre chapuzones y comilonas veraniegas, hay quienes prefieren refugiarse en las salas a disfrutar de una oferta distinta, en la que no hacen falta superpoderes ni secuencias de persecuciones imposibles. Por ello, hemos seleccionado otros nueve títulos para que nada, ni siquiera el calor, impida acudir a la habitual cita con el séptimo arte.

Además, para ampliar la heterogeneidad de nuestra selección, viajamos a filmografías de países como Japón, Brasil, Francia, Arabia Saudí, Argentina u Holanda. Una forma de empaparse de historias y culturas sin necesidad de coger aviones o trenes, solo sentados en la butaca. Sin más, comencemos con la selección. 

1. No te preocupes, no llegará lejos a pie

¿Qué cuenta? Un joven alcohólico (Joaquin Phoenix) se queda tetrapléjico en un accidente de tráfico y, en su proceso de recuperación, descubre su don para dibujar viñetas. Es la historia que John Callahan sufrió en los años 70 y que su director descubrió gracias a las memorias que el actor Robin Williams le enseñó en un rodaje.

¿Por qué hay que verla? Es la última película de Gus Van Sant, icono del cine independiente y director de títulos como Elephant (2003) o El indomable Will Hunting (1997). Este retrato de una obsesión incluye momentos de humor con los que afronta la tetraplejía del protagonista. Uno de sus puntos fuertes es la naturalidad con la que presenta al personaje en silla de ruedas, algo que no le impide seguir disfrutando del sexo. 

¿Cuándo? 7 de julio

 

2. La cámara de Claire

¿Qué cuenta? Mahee (Kim Minhee) es despedida por su jefa por una cuestión de celos durante un viaje de negocios al Festival de Cannes. Allí conocerá a una profesora llamada Claire (Isabelle Huppert) que hace fotos con una Polaroid. Con visiones particulares de la vida, lograrán juntas entender sus mundos.

¿Por qué hay que verla? La película fue rodada en 2017 y presentada este 2018 en el Festival de Cannes. Allí, se la reconoció como una de las mas entretenidas y accesibles de su director, el prolífico japonés Hong Sang-soo. A él le pertenecen otros títulos, como Noche y día (2008) o En la playa sola de noche (2017). En esta ocasión, el cineasta repite trabajando sin guion, entregando a las actrices las escenas cada mañana. De hecho, el personaje de Isabelle Huppert dice que "la única forma de cambiar las cosas es mirarlas despacio", metáfora de lo que para el director significa hacer cine. El gran roba planos es un perro que el japonés decidió incorporar porque pertenecía al dueño del restaurante donde rodaban.

¿Cuándo? 13 de julio

 

3. Lola Pater

¿Qué cuenta? Un joven de 27 pierde a su madre y decide ir a buscar a su padre, que le abandonó cuando todavía era un niño. Descubrirá el motivo: su progenitor se convirtió en Lola hace 25 años.

¿Por qué hay que verla? La nueva película del francés Nadir Moknéche se mete de lleno en el mundo de la transexualidad y los problemas que puede conllevar su aceptación. La inspiración del cineasta se remonta a sus veinte años, cuando empezó a relacionarse con dos vecinas prostitutas que trabajaban en su calle. Una noche, una de ellas le pidió que le dejara ver en su casa el juicio de Kalus Barbie, conocido como El carnicero de Lyon y, a raíz de la retransmisión descubrió una vida completamente diferente: la de una persona que nació chico y que se sentía como una chica. El otro punto de interés es la actriz Fanny Ardant, que interpreta al padre transexual. Considerada como una de las damas del cine francés, conserva el magnetismo con el que en 1981 alcanzó la fama mundial con La mujer de al lado, de François Truffaut.

¿Cuándo? 13 de julio

 

4. Mery Shelley

¿Qué cuenta? La historia de Mary Wollstone Godwin (Elle Fanning) y su agitada relación con el poeta romántico Percy Bysshe Shelley (Douglas), mucho mayor que ella. No obstante, la familia de la joven se opone al noviazgo y deciden huir a la casa de Lord Byron, en Ginebra, donde Mary concibe la idea de crear a Frankenstein.

¿Por qué hay que verla? La protagonista, conocida como Mary Shelley, es la autora de la famosa novela Frankestein o el moderno Prometeo, considerada como la primera historia moderna de ciencia ficción. La dirige la cineasta de Arabia Saudí Haifaa Al-Mansour, autora del aclamada cinta de 2012 La bicicleta verde. Esta vez se adentra en una sociedad que concedía valor nulo a las escritoras, una barrera todavía mayor al tratarse de una artista de 18 años. Como consecuencia, se verá obligada a desafiar los prejuicios con los que proteger su trabajo y forjar su identidad. La intérprete Elle Fanning la describe como "espíritu libre, poderosa y considerada".

¿Cuándo? 13 de julio

 

5. Happy End

¿Qué cuenta? Es una crítica sarcástica de la visión de la familia burguesa europea a través de una que posee una empresa en Calais (Francia). Viven al lado de los campamentos que albergan a miles de refugiados, dos mundos que parecen estar separados por un abismo a pesar de su proximidad física. 

¿Por qué hay que verla? Por la mirada fría e incisiva del cineasta austríaco Michael Haneke, con la que reúne a tres generaciones bajo un mismo techo poniendo en evidencia la indiferencia de sus miembros ante el sufrimiento. Desde el inicio, gracias a las múltiples pantallas y registros, se reflejan las diferencias de los personajes tanto a la hora de actuar como a la forma de relacionarse con el mundo. La firma de Haneke lo convierte en apuesta segura para los admiradores de su cine, no en vano es ganador de un Oscar (por Amor) y dos Palmas de Oro en Cannes (La cinta blanca y Amor). Sus otros dos puntos a favor son sus protagonistas: Isabelle Huppert y Jean-Louis Trintignant.

¿Cuándo? 20 de julio

 

6. Siempre juntos (Benzinho)

¿Qué cuenta? Irene reside en las afueras de Río de Janeiro con su marido y sus cuatro hijos. A uno de ellos se le presenta la oportunidad de viajar a Alemania a jugar en un equipo profesional de balonmano. Esto supone un gran shock para ella, que debe hacer frente a su partida que, a la vez, le permitirá volver a concebirse como mujer y no sólo como madre.

¿Por qué hay que verla? Fue la ganadora del pasado Festival de Málaga y narra la historia personal de su director, el brasileño Gustavo Pizzi, coescrita y protagonizada por su ex pareja Karine Teles. El largometraje constituye un valioso retrato femenino que rinde homenaje a las madres y la familia. La historia de Irene se enmarca en el contexto actual, mostrando cómo las crisis afectan siempre más a los que menos dinero tienen. Para la gente como ella, conseguir un trabajo regular se ha convertido en un sueño.

¿Cuándo? 3 de agosto

 

7. Promesa al amanecer

¿Qué cuenta? Es la adaptación de la autobiografía del famoso novelista Romain Gary. Su extraordinaria vida incluyó una infancia difícil en Polonia, el éxodo al sur de Francia en su adolescencia y carrera en las Fuerzas Aéreas de Francia en la II Guerra Mundial. Sin embargo, fue su excéntrica madre quien le convirtió en uno de los escritores más importantes del siglo XX.

¿Por qué hay que verla? La dirige el artífice de Le Brasier (1990) el francés Éric Barbier y la protagonizan los ganadores de los premios César Charlotte Gainsbourg y Pierre Niney. El cineasta toma como pone el foco del filme en el vínculo entre hijo y madre, a la que define como "una mujer que sueña con el ideal de Francia y transmite a su hijo esa pasión y deseo de de francés". El escritor Romain Gary es uno de los novelistas franceses más famosos y el único en conseguir el Premio Goncourt de la literatura gala en dos ocasiones. 

¿Cuándo? 24 de agosto

 

8. La novia del desierto

¿Qué cuenta? Teresa (Paulina García) es una mujer de 54 años que siempre ha trabajado como criada de una familia de Buenos Aires. Su habitual rutina se ve tambaleada cuando la familia decide vender la casa y ella tiene que trasladarse, cruzando el desierto en un autobús. En su primera parada pierde su bolso, lo que hace que conozca a El Gringo (Claudio Rissi), un vendedor ambulante que le ayuda a encontrarlo.

¿Por qué hay que verla? El desierto en esta película argentina funciona como metáfora de la incomodidad del autodescubrimiento. Ante la falta de seguridad, Teresa se ve obligada a enfrentarse a deseos y sentimientos que no es capaz de reconocer como propios, pero que en el viaje descubrirá dándose cuenta de la fuerza desconocida que lleva dentro. La dirigen Cecilia Atán y Valeria Pivato, que querían "plasmar la sensación de estar en ninguna parte". Para ambas es su primer largometraje con el que participaron en la sección Un Certain Regard de Cannes y en la Horizontes Latinos en San Sebastián.

¿Cuándo? 31 de agosto

Carlos Saura: "Cada vez hay más gente haciendo películas que nunca veremos"

$
0
0

"Después de la guerra civil en España no había nada, no se podía hablar de nada y la hambruna era tremenda. Poco a poco el país se fue arreglando pero la prohibición de tocar determinados temas seguía ahí. Ni política, ni religión, ni el ejército". Así recordó Carlos Saura el contexto en que realizó películas como Los golfos (1959), La caza (1966), El jardín de las delicias (1970) o Ana y los lobos (1972), en el homenaje con el que este viernes la Academia de Cine reconoció su trayectoria en Madrid.

"Hay quien dice que ésto me obligó a contar las historias de otra manera, dándoles un giro al no poder trasmitir nada de forma directa", reflexionó. A sus 86 años, el prolífico director se mantiene rebosante de imaginación, la misma que le ha permitido desarrollar una filmografía heterogénea y única dentro de la historia de nuestro cine, motivo del reconocimiento celebrado en la institución.

El acto comenzó con la proyección del documental Saura(s), realizado por Félix Viscarret, centrado más que en su obra en su relación con sus hijos. Intenta explorar esta condición del artista, pero realmente sus aportaciones no terminan de vislumbrar un nuevo punto de vista sobre su trayectoria. Para ello acudió el mismo Saura, que tomó absolutamente las riendas del coloquio, contando anécdotas, derrochando su buen, inteligente y pícaro humor y, ahora sí, compartiendo su universo, trabajo y persona con todos los asistentes, admiradores de su figura de la primera a la última fila.

Rodeado de "jóvenes promesas"

El ganador del Goya al mejor director por ¡Ay, Carmela! en 1990 no estuvo sólo en el escenario. A su lado se sentaron, con los ojos brillantes y abiertos como los de un niño ilusionado el día de Reyes, los también realizadores Gustavo Salmerón, ganador de la estatuilla al mejor documental este año por Muchos hijos, un mono y un castillo; Arantxa Echevarría, que en septiembre estrenará su ópera primera Carmen y Lola tras presentarla en la Quincena de Realizadores en el Festival de Cannes; Paula Ortiz, autora de La novia; y Carla Simón, la gran revelación del 2018 por Verano 1993, que lleva todo el año cosechando premios como el Goya a la mejor dirección novel o el premio a la mejor ópera prima en la Berlinale.

Ellos también estaban nerviosos, no en vano estaban acompañando en su homenaje a uno de sus ídolos. Para los cuatro Saura forma parte de su "santísima trinidad". La de él la conforman Ingmar Bergman, Luis Buñuel y Federico Fellini. Los cineastas preguntaron al aragonés sobre distintos aspectos de su trabajo como la dirección de actores, sobre los que dijo que "los más sensibles suelen ser los mejores". 

Con Simón compartió un momento de complicidad al recordar el rodaje de Cría Cuervos (1975), que filmó con Ana Torrent cuando la actriz tenía apenas siete años. El icónico plano en el que la pequeña baja la escalera antes de descubrir a su padre muerto fue el primero que rodaron. Entonces, "se paró, le cogí la mano y noté que estaba sudando, tuve que recordarle que todo era un juego y que no pasaba nada". Se ve que surtió efecto aunque, como reconoció el cineasta "los adultos no acabamos de entender a los niños y los golpes de intuición que tienen poderosísimos".

Simón asentía recordando seguramente su rodaje de Verano 1993 con las pequeñas Laia Artigas y Paula Robles.

Una de las etapas más creativas del cine de Saura fue en la que realizó musicales. A propósito declaró que una de sus películas favoritas es Elisa, vida mía (1977), tras reconocerle Paula Ortiz que a ella le cambió "su experiencia de ver cine". Lamentó que "ahora no la podría hacer, porque a nadie, ni a las televisiones ni a los productores les interesaría".

Precisamente con un musical, Carmen (1983), fue nominado al Oscar a la mejor película de habla no inglesa. No se llevó la estatuilla pero sí el impulso de Robert Wise, por entonces director de la Academia y artífice de West Side Story (1961), a continuar cultivando esa senda.

Más tarde aclararía que él "no cree en los géneros", pero que sí le habría gustado hacer una película de ciencia ficción o de catástrofes, porque "se podrían hacer igual pero con guiones que no fueran ridículos".

Continua mirada hacia adelante

La montadora de diez de sus títulos Julia Juániz no se perdió la cita y tomó la palabra para definirle como un "genio que siempre está avanzando" y que, trabajando con él, "te das cuenta de que es el director más joven del cine español". Saura recibía cada palabra con alegría y profundo respeto. Como hizo con las que le dedicó el actor Juan Diego. Éste cogió emocionado el micrófono para reconocer que "el cine habría sido otra cosa si tú no hubieras hecho estas películas, sobre esta España tan dura de la que venimos". 

A lo largo de su trayectoria, Saura ha sido testigo de la evolución de la industria. Por ello declaró que el cine está cambiando y vaticinó que va a hacerlo todavía más. "Hoy en día cualquier persona con un mínimo de talento puede hacer una buena película con pocos medios". Alertó que "el problema es que aunque cada vez hay más gente haciendo películas, algunas maravillosas, nunca las veremos", porque no llegan a las salas. Señaló a las distribuidoras y las televisiones como culpables de la situación "al no interesarse por este tipo de cine".

Expresó que "estamos en un momento en el que parece que ya se ha inventado todo y es difícil hacer una película original". Aun así, "estamos obligados a mirar hacia adelante, olvidarnos del pasado de una puñetera vez para estar en el presente y proyectar hacia el futuro".

Su sabia mirada le ha permitido retratar diferentes momentos de nuestra historia con un sello muy personal, sorteando las censuras de cada tiempo. Su capacidad para no mirar atrás y hacerlo siempre hacia adelante le han convertido en una de las referencias de la innovación en nuestro cine, y todo apunta a que está preparado para seguir haciéndolo. Larga vida al genio.

Por qué 'Ocean's 8' no ha despertado la reacción machista de 'Las Cazafantasmas'

$
0
0

Los diamantes son los mejores amigos de una mujer, sobre todo si puedes trocearlos, repartirlos entre tus amigas y comprar esa Harley que llevas tanto tiempo deseando. Durante años parecía que los hombres eran los únicos capaces de quebrantar el séptimo, octavo y décimo mandamiento del señor, pero resulta que ellas también roban, dicen falsos testimonios y codician los bienes ajenos. Y, para sorpresa de algunos, lo hacen excepcionalmente bien.

Había muchas cosas que podían salir mal en Ocean's 8, la secuela femenina de una de las sagas de ladrones más carismáticas del nuevo milenio. Meterse con los clásicos conlleva una dosis extra de peligro, y si no que se lo digan a Las Cazafantasmasla brutal dilapidación que sufrieron sus intérpretes hace un par de veranos. Pero todo parece indicar que los seguidores de Steven Soderberg y sus once fantásticos no van a reaccionar con la misma violencia hacia la cuadrilla de Sandra Bullock.

En la nueva película dirigida por Gary Ross, Bullock interpreta a la convicta Deborah Ocean, la hermana pequeña del ladrón primigenio Danny Ocean, que planea robar un collar de diamantes de la fiesta más excéntrica y distinguida del planeta: la gala Met de Nueva York. Aunque toma los moldes de Ocean's 11 para ofrecer un producto calcado a nivel formal (pero con el doble de cromosomas X), el guion se desmarca de aquel cúmulo de testosterona abrazando y riéndose de "lo femenino".

El concepto de cine feminista que tienen algunos productores de Hollywood pasa por plantear una acción llevada a cabo por mujeres pero obviando toda visión de género. Esa fue la principal crítica a Wonder Woman. Poner a una superheroína impoluta en el campo de batalla a repartir mandobles sin que tropiece con un tacón o se le mueva un pelo de su sitio no parece la solución. Aún menos si el hombre sigue siendo el que conduce el arco narrativo. Pero Ocean's 8 les ha dado el poder a todos los niveles.

Hubiera sido un error garrafal situar el atraco en un banco o un casino, y limitarse a copiar la idea de las películas predecesoras. En cambio, ellas dan el golpe en un evento que derrocha glamour y donde todos los focos se posan en las mujeres, sus vestidos, sus peinados, sus marcas y sus errores de vestuario. Chismes que al día siguiente serán pasto de las revistas de moda dirigidas al público "femenino". 

Las chicas de Debbie Ocean no solo dinamitan el sistema desde dentro, sino que por el camino se mofan de cada una de sus capas. Un recurso inteligente para contentar a las espectadoras, hartas de ver a sus heroínas travestidas de hombres duros sobre la gran pantalla. Ni el humor, ni la estética ni los perfiles de los caracteres se basaban hasta ahora en mujeres, sino en machotes vestidos con sujetador y tacones.

El ejemplo perfecto de esto toma forma en el personaje de Anne Hathaway: Daphne Kluger, la actriz del momento a la que que se rifan los diseñadores y cuyas banales preocupaciones no van más allá de contar calorías y posar con el lado bueno para los paparazzis. O eso parece al principio. Ella será el objeto del asalto de Ocean, ya que lucirá sobre su estilizado cuello un Cartier valorado en 150 millones de dólares y que en su día llevó Elizabeth Taylor. Pero, ¿y si no es tan superflua como la pintan?

Ocean's 8 produce el mismo impacto que el rol de Hathaway, pero a mayor escala. Quizá sea eso lo que ha mitigado las airadas respuestas hacia ella en comparación con Las Cazafantasmas. La película de Ross plantea un escenario tan alejado de los de la saga de Soderbergh que disimula el flagrante saqueo de ideas. Cuando, para ser sinceros, la innovación aquí brilla por su ausencia. Eso sí, allá donde innova, lo hace con astucia. 

Tampoco es comparable aquel fenómeno cultural de los ochenta con esta trilogía de robos, por muchas alabanzas que recibiese -la primera-. Las Cazafantasmas pusieron la primera piedra sin saber que dos años más tarde la industria de Hollywood daría un doble tirabuzón mortal en materia de feminismo. Ahora, coger una idea copada por hombres y relanzarla con rostros femeninos es un efecto del me too; antes lo era de la sequía inaguantable de ideas. 

Pero además, las actrices de Las Cazafantasmas tuvieron que enfrentarse a un acoso sin precedentes, que las de Ocean's 8 no sufrirán, porque arriesgaron con un cásting alejado de la normativa estética de Hollywood. Melissa McCarthy, Leslie Jones y Kate McKinnon nunca han sido las chicas de portada de la industria ni lo han pretendido, pero eso les reportó todo tipo de insultos centrados en su físico que nada tenían que ver con su calidad interpretativa. Gary Ross no ha sido tan valiente.

Las ladronas de Ocean cumplen con la lógica exigencia de ser un grupo racializado, pero no ofrecen ningún tipo de profundidad. Está la hacker caribeña interpretada y desaprovechada por Rihanna, la experta en joyas india, el ama de casa que trafica con pedidos al por mayor a espaldas de su marido, la trilera asiática, la diseñadora de moda pasada de moda, Cate Blanchett interpretando a Brad Pitt y Sandra Bullock haciendo lo propio con Clooney.

Todas juntas aportan suficiente rapidez a la trama como para satisfacer la promesa básica de la cinta: un entretenimiento blando. Sin embargo, se nota que la intención nunca ha sido hacerle sombra a Ocean's 11 y por eso la consumación del robo es sumamente sencilla.

Ocean's 8 quería otra cosa: demostrar que las ladronas de guante blanco son igual de válidas para un blockbuster que cualquier grupo de hombres. Precisamente por eso, ¿no se merecían un atraco meticuloso que compitiese en la liga de Soderbergh? Quizá deberían planteárselo para la segunda. 

'Blade Runner: Mundos Replicantes': una aterradora clase de filosofía sobre el futuro de la humanidad

$
0
0

"Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia", decía el replicante Roy Batty en uno de los soliloquios más recordados de la historia del cine. Sin embargo, al contrario de lo que se podría pensar, aquel epílogo no estuvo calculado al milímetro. Todo lo contrario. Su actor decidió que era buen momento para improvisar unas líneas de poesía y culminar la escena con una paloma blanca a la que la lluvia casi ni dejó volar. No importan los años que pasen: las curiosidades y el misterio tras Blade Runner continúa más presente que nunca.

Precisamente por ello, Movistar ha decidido crear el documental Blade Runner: Mundos Replicantes que se emite este lunes a las 11 de la noche y en el que diferentes expertos en la materia como Nacho Vigalondo, cineasta y especialista en Philip K. Dick; Ramón López de Mántaras, director del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas); Sara Pérez Barreiro, arquitecta y profesora; e Irene Lozano, filósofa, entre otros, reflexionan sobre las dos películas de este universo distópico.

"Ridley Scott es un director muy intenso, y esta película fue la vía perfecta para expandir sus emociones a través de la gran pantalla", afirma Ángel Sala, director del Festival de Cine de Sitges, durante el preestreno de un documental en el que también interviene. Comienza señalando cómo la obra que hoy consideramos de culto en realidad nació en una época equivocada. 1982 era el año del optimismo, de la era Ronald Reagan y grandes éxitos como E.T. Por ello, tampoco triunfaron otras películas hoy convertidas en clásicos, como Halloween de Carpenter.

Además de los comentarios de Ángel Sala, el público presente en la premiere también pudo escuchar a Charles de Lauzirika, productor de la versión de Blade Runner Final Cut y autor de Días Peligrosos, un making of sobre el primer largometraje. "Tuvo una producción desastrosa", apunta el experto antes de dar más detalles de la misma. Gran parte de estos problemas fueron derivados de la forma de dirigir de Scott, el cual estaba tan centrado en crear el mundo distópico, en la iluminación y en la atmósfera, que desconectó de la dirección de los actores para centrarse en otros parámetros fundamentales para la historia.

Las otras dificultades estuvieron relacionadas con la incapacidad de Ridley Scott para adaptarse al modo de trabajo norteamericano. Era su primera película en dicha industria, y el inglés no dudó a la hora de criticar en los medios las "faltas de respeto" de su equipo (que no le llamaba "sí, gobernador") y que se resistían a largas jornadas laborales. Como consecuencia, los técnicos imprimieron camisetas con el eslogan "Sí, gobernador, mis cojones". Scott tampoco se quedó atrás y también creó su propio atuendo personalizado para acudir a los rodajes: "La xenofobia apesta", se podía leer en la suya.

Como menciona el director de Sitges, reflejo de la tortuosa producción es el perfeccionismo de Ridley Scott para elegir elementos tan simples como el atrezo de cada escena. De hecho, en la primera de todas, aparece Deckard haciendo el test Voight-Kampff a un replicante y, al fondo, se aprecia un termo de café. Lo que era un objeto secundario, se convirtió en una pesadilla para el equipo de escenografía. "Al final optaron por comprar 100 sillas, 100 termos o 100 pantalones para que Scott decidiera según su criterio", explica el cineasta.

Ningún elemento del largometraje resulta gratuito, sin importar que este salga en primer plano o en un fondo borroso. "Al final se creó un clima donde todo el mundo empezó a intentar dar lo mejor de sí mismo por una sencilla razón: pensaban que el director estaba completamente loco", destaca Sala.

Esto es algo también se puede apreciar en los decorados de esa gran ciudad retrofuturista, los cuales estaban cargados de detalles y referencias al expresionismo alemán de obras como Metrópolis (1927). Pero no es la única. "El edificio de la empresa donde trabaja Deckard está inspirado en las pirámides mayas, como si fuera una especie de creencia en el más allá", observa Sara Pérez Barreiro en una entrevista del documental.

¿Una secuela a la altura?

La segunda parte de Blade Runner tampoco queda exenta de críticas. No obstante, Ángel Sala cree que Denis Villeneuve es el director perfecto para esta secuela: "Está a medio camino entre las referencias al cine clásico y la innovación necesaria para no repetir lo mismo". El foco de atención también se sitúa sobre Ryan Gosling como sustituto de Harrison Ford, como un nuevo agente que al final persigue lo mismo: comprender una identidad que no tiene clara. "Su papel en Drive, con esa cara petrificada, fue una de las principales razones para su elección", considera el director de Sitges.

Respecto a la banda sonora, Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch fueron los encargados de reemplazar a Vangelis de la cinta original. Mantuvieron cosas, como los sintetizadores y algún que otro acorde al final de la película, pero por lo general es una música mucho más cruda, propia de un mundo más avanzado que ha ido a peor. "Como si fueran las trompetas del apocalipsis", opina Sala. 

Asimismo, aunque existen los efectos digitales, Villeneuve decidió no abusar de las pantallas verdes. Al igual que la película original, optó por dar importancia a los decorados y a trucos mecánicos. Como apunta Charles de Lauzirika, este es fan de imagen real, y así lo demuestran los fragmentos de Blade Runner 2049 en los que se ven imágenes de favelas procedentes de su anterior filme, Sicario.

El alma tras la máquina

"Los replicantes se crean como pollos, y los científicos tienen capacidad para hacerlo, solo la ética lo impide", afirma Harrison Ford en una parte de Blade Runner: Mundos Replicantes. No obstante, la experta en robótica Concepción A. Monje aparece poco después para hablar desde un punto de vista más científico y menos sentimental: "Para avanzar tampoco hay que destruir todo esto, porque significaría que no hay avance". A pesar de la que la ciencia ficción tiene como constante mostrar situaciones donde los robots se rebelan contra sus creadores, al igual que ya ocurría con Frankenstein, la realidad todavía está lejos de esta distopía.

Por su parte, Ramón López de Mántaras señala que el debate tras la ética robótica pertenece más al campo de la filosofía que al de la ciencia. ¿Qué nos hace humanos? Como explica Irene Lozano, ser consciente de la muerte es un paso fundamental para empezar a compartir las mismas pasiones y temores que los seres orgánicos. Precisamente, esa es la razón por la que Roy Batty mata a su creador: buscaba prolongar su vida más allá de los cuatro años para los que estaba programado. Aún queda camino por recorrer hasta que aparezca un Hal 9000, pero mientras llega tenemos otra incógnita por resolver: ¿es Deckard un replicante?

Joaquin Phoenix será el nuevo Joker que prepara el director de 'Resacón en Las Vegas'

$
0
0

Warner Bros Pictures ha anunciado este miércoles en un comunicado que el actor Joaquin Phoenix dará vida a uno de los villanos más emblemáticos de DC en la película que abordará los orígenes del personaje. The Hollywood Reporter ha añadido que el tres veces nominado al Oscar ha cerrado el acuerdo por el que empezará a rodar el largometraje este septiembre en Nueva York. 

Dirigido por Todd Phillips, el filme se centrará en el origen del icónico archienemigo de forma no vista antes en pantalla. El cineasta retratará, según se expone en la sinopsis oficial a "un hombre marginado por la sociedad, que no se centrará sólo en la descripción al uso de su crudo carácter, sino que busca convertirlo en una historia más amplia en forma de fábula cautelar". 

A diferencia de como ha ocurrido con la mayoría de las películas de cómics que anuncian sus estrenos con incluso años de antelación, Warner tiene aun pendiente publicar la fecha de lanzamiento del film del Joker. Este título que abordará al personaje en solitario y pretende diferenciarse de los otros centrados en los superhéroes.

El presupuesto del proyecto oscila los 55 millones de dólares. Es significativamente más bajo que las cifras que dominan este tipo de producciones, a pesar de que promete ser más oscuro y experimental en cuanto al tono y el contenido. Dentro, por supuesto, de los límites que un estudio con una marca tan establecida como DC puede permitirse. 

Esta no es la única propuesta de Warner sobre el personaje del Joker, ya que también se esta desarrollando la protagonizada por Jared Leto, después de su interpretación del villano en Escuadrón Suicida (2016). 

Todd Phillips es responsable de títulos como Resacón en Las Vegas, por la que ganó el Globo de Oro a la mejor película comedia o musical en 2010 o Juego de armas (2016). Joaquin Phoenix, que acaba de estrenar en España No te preocupes, no llegara lejos a pie, de Gus Van Sant, recibió el año pasado el premio a la Mejor interpretación masculina en el Festival de Cannes por En realidad, nunca estuviste aquí, y ha sido tres veces nominado al Oscar por Gladiator (2000), En la cuerda floja (2005) y The Master (2012). 

Hollywood se lanza a hacer una película sobre el rescate de los niños en Tailandia

$
0
0

Apenas han pasado dos días desde que el pasado martes Tailandia consiguiera rescatar al equipo de fútbol infantil atrapado en una cueva y ya son al menos dos las películas que llevarán a la gran pantalla este suceso. Hollywood no ha tardado en aprovechar el revuelo mediático que ha producido el rescate para llevarlo al cinee.

La historia de los doce niños y su tutor se transformará en dos superproducciones. El primero en confirmar que llevaría el evento a la gran pantalla fue Michael Scott, consejero delegado de la productora de películas cristianas Pure Flix. El mismo martes, anunciaron en sus redes sus planes cinematográficos. 

"No puedo estar más emocionado y conmovido por esta historia. Ha significado mucho para mí", dijo Scott desde la boca de la gruta de Tailandia, país donde tiene una casa, poco después de que concluyeran con éxito las labores de rescate. Añadió que "aquí estamos realmente viendo esto como una película que podría inspirar a millones de personas a lo largo del mundo", alabando la valentía y el esfuerzo internacional desplegado para salvar las vidas de las trece personas atrapadas. 

El CEO de Pure Flix Entertainment declaró a The Hollywood Reporter que "la valentía y heroísmo de los que había sido testigo son increíblemente inspiradores por lo que sí, será una película para nosotros". También confirmó haber hablado con alguno de los 90 buzos artífices de la misión y que quiere contactar con guionistas en las próximas semanas. La película contará con un presupuesto de entre 30 y 60 millones de dólares. 

Reconoció que la historia se ha convertido en algo aun "más personal" para él, dado que uno de los voluntarios fallecidos era amigo de su mujer. "No es sólo cine, también es rendir homenaje a todas las personas involucradas", añadió. 

No es la primera vez que Hollywood se lanza a llevar historias de supervivencia a la gran pantalla. Sully, de Clint Eastwood, en 2016 trasladó a las salas la historia de Chesley "Sully" Sullenberg, el piloto aéreo que se convirtió en un héroe cuando, al poco de despegar, su avión se averió y logró realizar un aterrizaje forzoso en pleno río Hudson, en Nueva York, con 155 pasajeros.

Un año antes fue Patricia Riggen quien narró en Los 33 los sucesos ocurridos en Chile en agosto de 2010, cuando el derrame de la mina San José dejó atrapados a 33 mineros a unos 720 metros de profundidad durante 70 días.

También lo hizo Juan Antonio Bayona en Lo imposible (2012), abordando el tsunami que arrasó Tailandia en 2004. Y estos son sólo tres muestras de una larga lista. 

La propuesta contraria al whitewashing

Un día después de que se conocieran las intenciones de Scott, el director estadounidense de origen chino Jon M. Chu, aseguró en Twitter que él también querría llevar al cine el rescate en Tailandia para evitar que Hollywood se apropiara de la historia. 

"Me niego a dejar que Hollywood blanquee la historia", dijo utilizando el término whitewashing, que en la industria audiovisual se refiere a la criticada práctica por la que actores occidentales se hacen cargo de personajes que no son blancos.

"Hay una bella historia sobre seres humanos salvando a otros seres humanos. Así que cualquiera que esté pensando en esta historia más le vale aproximarse a ella de manera correcta y con respeto", añadió.

El realizador de G.I. Joe: La venganza (2013) y Ahora me ves 2 (2016) estrenará a mediados de agosto Crazy Rich Asians, una comedia romántica de Warner Bros, que cuenta con un reparto compuesto por actores de origen asiático.

"La lección más grande que he aprendido de hacer Crazy Rich Asians es que debemos contar nuestras historias, especialmente las importantes, para que la historia no las confunda. Esta es demasiado importante como para dejar que otros dicten quiénes son los héroes reales", comentó el cineasta.

De película a parque temático

La industria cinematográfica no es la única que pretende sacar tajada el acontecimiento. La cueva de Tailandia será convertida en "museo viviente" con fotos, ropa e instrumentos del equipo de salvamento. El proyecto también contempla transformar la zona en parque nacional con fines didácticos.

El gobernador de la provincia de Chiang Rai, Narongsak Osottanakorn, confirmó a EFE que aún "es difícil proporcionar más detalles del plan. Queremos reflejar lo sucedido y para ello necesitamos ayuda financiera". No ocultó que el proyecto pretende fomentar las visitas a la provincia y que el objetivo es convertirla en uno de los principales reclamos turísticos del país asiático. 


'Algo pasa con Mary': 20 años de un hito del humor faltón y la grima romántica

$
0
0

A mediados de la década de los noventa, dos hermanos de Rhode Island arrancaban las carcajadas de millones de espectadores a través de comedias de amor, música, coches y humor grosero. Bobby y Peter Farrelly, cuya receta cómica buscaba más la risotada que la sonrisa, no eran precisamente sutiles. Empleaban el feísmo, la escatología y el humor ofensivo sin renunciar a unas tramas románticas más o menos al uso, más o menos centrales en sus obras.

Los dos realizadores habían debutado en el campo del largometraje con Dos tontos muy tontos, uno de los primeros papeles como protagonista de Jim Carrey. Mediante Vaya par de idiotas afianzaron su propuesta con otra película de colegas con pícaros, personajes idiotizados y otras figuras en los márgenes de las autovías del sueño americano.

Pero su tercer largometraje ha sido, de momento, su mayor éxito. Algo pasa con Mary fue un taquillazo con salpicones de semen, electrochoques a perros narcotizados y gags a costa de personas discapacitadas.

El clima podía considerarse algo adverso: ya eran tiempos de debate sobre la corrección política. A la vez, la etiqueta se usaba como una arma arrojadiza de la derecha estadounidense contra presuntas afrentas a la libertad de expresión. Las películas de los Farrelly despertaron críticas conservadoras por sus bromas sexuales, pero a la vez podían ofrecer un placer reaccionario en ciertos sectores del público: sentir que podías volver a reírte de todo, incluidos colectivos sociales históricamente discriminados.

Algo pasa con Mary trata sobre Ted, un hombre en crisis. Pensando en cómo renovar sus ilusiones, empieza a anhelar un reencuentro con su sujeto de deseo adolescente, Mary, con quien nunca mantuvo una cita romántica a causa de un aparatoso accidente genital que les separó (y que despertó el interés del vecindario).

A instancias de un amigo, contrata un detective privado para que localice su paradero y la investigue. Las cosas comenzarán a complicarse cuando aparezcan cada vez más y más hombres que dicen amar a Mary... mientras la espían, mienten y manipulan.

El amor y la grima

El tercer largometraje de los Farrelly supuso una especie de cuadratura del círculo. Por una parte, podía verse como una sátira de la comedia romántica más inquietante y sus tramas de fingimientos, manipulaciones y acosos de intensidad variable (Mientras dormías, Tienes un e-mail, La novia de mi mejor amigo, Un mar de líos...). A la vez, acababa siendo una afirmación de los pilares del género: el romance y la familia son el eje de nuestras vidas. La broma de mal gusto incluía el correspondiente final feliz.

La mezcla era de riesgo. Las prácticas de acecho y acoso sexual sobrevolaban todo el filme. Pueden discutirse las intenciones de los realizadores o su uso del humor, pero estos retrataron bajo un prisma cáustico y negativo todo un carrusel de comportamientos tóxicos. Véase, por ejemplo, como un personaje empuja a un excompañero a recaer en sus antiguas adicciones. Todo por la causa del macho cuya virilidad estaría amenazada si bebiese agua durante una celebración.

Ted encarna al romántico bienintencionado que acepta consejos bastante siniestros de un amigo. Aprende de ese error y lo transmite a través de un discurso final de respeto y renuncia, distanciándose de la seducción entendida como una práctica insistente de acecho y mentira hasta el doblegamiento final. También reflexiona sobre una visión de las mujeres como pantallas en blanco en las que proyectar ilusiones.

En la contemporánea Beautiful girls, una agridulce película de Jonathan Demme, un personaje afirmaba que una modelo es "una promesa de un mañana mejor" y "esperanza embotellada". Los Farrelly ofrecen una visión grotesca del traslado de esta lógica al ámbito de las relaciones personales.

Con todo, el filme no deja de resultar androcéntrico. Los responsables parecen empatizar más con el hombre equivocado que con la víctima de sus errores. Ella se antoja una versión sobrehumana, sin mácula, del arquetipo de la vecina de al lado: juvenil, bondadosa, entregada a su familia, cuidadora, de deseos algo volubles, un poco coqueta, que acepta las insinuaciones sexuales pero lo hace con una pasividad que no fricciona con el pilotaje masculino.

Aunque Algo pasa con Mary incluyesen pinceladas de crítica, los lunáticos y manipuladores que acechan a su protagonista femenina resulta tan extremos que el público puede sentir la misma superioridad moral que siente Ted: quizá estaba equivocado, pero no tanto como ellos.

Las cocteleras cómicas de los ahora algo olvidados Farrelly, soeces y a ratos moralistas, no dejan de enviar señales contradictorias aunque puedan ser conservadoras en su lógica más profunda. Amor ciego sería un nuevo ejemplo de ello: la obesidad se convierte en una fuente de gags ridiculizadores mientras sus guionistas parecen llamar a superar las opresiones de los estándares de belleza.

El hecho de que un gurú de la autoayuda sea el estandarte de este discurso añade nuevas capas de significado. Y que el protagonista desee estar hipnotizado para volver a disfrutar con su pareja abre la puerta a una ironía incómoda (la importancia otorgada al físico puede ser asfixiante, pero quizá no podamos superar ese marco mental) que los autores esquivaron mediante otro final tranquilizador.

'Mary Shelley': el drama personal de la creadora de 'Frankenstein'

$
0
0

En ocasión del bicentenario de la publicación original de Frankenstein o el moderno Prometeo, se estrena un filme que narra la etapa de juventud de su autora. Mary Shelley publicó anónimamente la novela cuando contaba con apenas veinte años. A esa temprana edad, ya se había enfrentado al repudio familiar y social derivado de su relación amorosa con el poeta y agitador Percy Bysshe Shelley (Prometeo desencadenado).

La realizadora saudí Haifaa al-Mansour (La bicicleta verde) ha optado por defender una lectura biográfica de Frankenstein, entendida como una historia de abandono y pérdida altamente influida por las experiencias de su creadora. Por ello, pone la lupa sobre la red de relaciones que la marcaron íntimamente.

El padre de la protagonista, el intelectual y librero William Godwin, le dispensó un trato distante y en algunos aspectos bastante contradictorios con los ideales de educación que decía defender. Su madre fallecida tras dar a luz, la feminista Mary Wollstonecraft (Vindicación de los derechos de la mujer), sirvió de referente y también de advertencia sobre las consecuencias posibles de ensayar un choque frontal con la sociedad.

El co-protagonista de la película, con todo, es Percy Shelley. Al-Mansour y compañía se fijan especialmente en las turbulencias de la pareja. Si él quería mantener una relación sexualmente abierta, esta práctica generaba conflictos en su mujer y dificultaba que esta alcanzase la reputación social que codiciaba. Una gestión muy desigual del duelo, evidenciada tras la pérdida prematura de tres de los cuatro hijos que la pareja tuvo en común, también enrareció la vida del matrimonio.

Una vida repleta de experiencias extremas

La anécdota sobre la creación de Frankenstein ha sido llevada al cine en diversas ocasiones por autores como Ken Russell (Gothic) o Gonzalo Suárez (Remando al viento). Los Shelley, Lord Byron y el doctor John Polidori se retaron a escribir historias de terror en sus veladas en Ginebra. Los escritores más consolidados, Byron y Percy Shelley, acabaron distanciándose del pasatiempo, pero los empeños de sus compañeros sí que germinaron.

Polidori aportó una mirada a un mito preexistente en El vampiro. Por su parte, Mary Shelley consiguió crear su propio mito, recordado durante dos siglos, a través de un largo proceso creativo que culminó en la redacción de su primera novela. Supo dar vida a un cuerpo nuevo hecho con pedazos de los intereses científicos contemporáneos, de la sensibilidad romántica, y de impulsos atávicos como el deseo de trascender la muerte y gobernar la vida. Las connotaciones transgresoras de su obra, tildada de blasfema y repugnante, fueron amortiguadas en sus primeras encarnaciones teatrales y cinematográficas.

Mary Shelley termina transformándose en una película sobre los orígenes de Frankenstein y las dudas iniciales que generó su autoría. Anteriormente, tiene aires de paseo por la escena literaria del romanticismo inglés (también aparece Samuel Taylor Coleridge) con componentes de denuncia antimachista. Percy Shelley y Lord Byron no salen bien parados: se les retrata como dos hombres irresponsables e insensibles. Su amor libre no deja de ser muy asimétrico, al llevarse a la práctica en un contexto social manifiesta machista.

El folletín sentimental predomina en la película. Los acontecimientos reales marcan este camino: la escritora se escapó de casa con el poeta cuando este ya había tenido dos hijos con otra mujer sin el pararrayos reputacional del matrimonio; posteriormente, él se acostó con la hermanastra de Mary, que alumbró una niña de Lord Byron. En el entorno cercano de los Shelley, además, se produjeron multiples suicidios, intentos de suicidio y accidentes letales. El mismo Percy murió ahogado a los 29 años.

Las guionistas Emma Jensen y al-Mansour alteran algunos acontecimientos para potenciar el romance inicial de los Shelley. Con todo, no aprovechan todas las oportunidades que les proporcionaba la historia real: el misterioso pasado de la madrastra de la protagonista bien podría haber merecido alguna subtrama.

Mary Shelley puede resultar una película atractiva y, a la vez, algo inadecuada. Remite a las adaptaciones cinematográficas, más o menos convencionales, de Jane Eyre u otros títulos del gótico femenino. Quizá la Mary Shelley de juventud y su primera novela hubiesen merecido una traslación a imágenes más arriesgadas estilísticamente. Aunque se pueda aducir que al-Mansour propone una expansión conceptual de los dramas de corsés y castillos austenianos mediante sus pinceladas feministas, de la misma manera que Frankenstein expandió la iconografía (y no tanto el estilo) de una novela gótica en pleno desgaste.

La propuesta de la cineasta saudí, nos tememos, tendrá un impacto mucho menor. Su película puede tener un agradable envoltorio estético e incluso resultar divulgativa, a pesar de las constantes (y a veces sorprendentemente gratuitas) licencias creativas respecto a la historia real. Aun así, desentona con el arte de esa mujer que se enfrentó a la sociedad y a su familia. Quizá sintoniza más con la Shelley madura que introdujo cambios en clave conservadora a su obra, tras verse empujada a llegar a pactos con la sociedad que la había excluido previamente.

Aparece el guion perdido de Kubrick que Hollywood habría escondido debajo de la alfombra

$
0
0

Nathan Abrams, un profesor de cine de la Universidad de Bangor, Reino Unido, ha encontrado el guion "perdido" de Stanley Kubrick. El proyecto, cuyo título en inglés es Burning Secret (Ardiente secreto), es una adaptación de la novela homónima de 1913 del escritor vienés Stefan Zweig. El guion está casi terminado, de forma que pronto podría ser convertido en una película dirigida por otro cineasta.

Burning Secret es una historia de pasión y adulterio ambientada en un balneario, donde un hombre amable pero taimado se hace amigo de un niño de diez años, utilizándolo para seducir a la madre casada del chaval. Kubrick escribió este guion en 1956 junto con el novelista Calder Willingham, con quien también trabajó en Senderos de gloria al año siguiente.

Nathan Abrams, se mostró orgulloso del hallazgo en declaraciones a The Guardian: "No podía creerlo. Es tan emocionante. Se creía que se había perdido". Y añadió: "Los fans de Kubrick saben que él habría querido hacerlo, pero nadie se imaginaba que lo había completado. Ahora tenemos una copia y demuestra que había hecho un guión completo".

El descrubridor del texto, sin embargo, piensa que "la trama de adulterio" que involucra a un niño pequeño habría sido "demasiado arriesgada" para el código moral del Hollywood de los años 50. "El niño actúa como un mediador involuntario entre su madre y su posible amante, creando una historia inquietante sobre la sexualidad y el abuso infantil que revolotea bajo la superficie", añadió en el medio británico.

En su extensa carrera, Kubrick solo realizó trece largometrajes. Aún con todo, el cineasta neoyorquino es valorado de manera unánime como uno de los mejores directores de la historia. Como muestra, el hecho de que 2001: Una odisea en el espacio haya sido clasificada como la sexta mejor película de todos los tiempos en la lista de Sight and Sound, la revista publicada por el British Film Institute.

Kubrick murió en 1999, meses después de completar Eyes Wide Shut, el thriller erótico protagonizado por Tom Cruise y Nicole Kidman. Su guion de Burning Secret lleva el sello del departamento de guiones de Metro-Goldwyn-Mayer y está fechado el 24 de octubre de 1956, cuando Kubrick aún era relativamente desconocido.

Se cree que MGM canceló el proyecto al enterarse de que Kubrick también estaba trabajando en Senderos de gloria, lo que incumpliría el contrato con dicha compañía. Otra fuente sugiere que MGM le comentó al socio de producción de Kubrick, James B. Harris, que no veía potencial para que el guion acabase convertido en una película. Y los últimos, aseguran la productora que nunca habrían dado luz verde a una trama de esas características.

Si Burning Secret llega finalmente a la gran pantalla, no sería la primera vez que un proyecto original de Kubrick se estrena bajo la dirección de otro cineasta. En 2001, Steven Spielberg reformuló A.I. Inteligencia Artificial, la cinta de ciencia ficción protagonizada por Haley Joel Osment y Jude Law, solo dos años después de la muerte de Kubrick.

Muere Yvonne Blake, presidenta de Honor de la Academia de Cine

$
0
0

La diseñadora de vestuario y ganadora un Oscar y cuatro Premios Goya Yvonne Blake ha fallecido hoy en Madrid a los 78 años, según ha informado la Academia de Cine

El pasado mes de enero fue hospitalizada tras sufrir un ictus. La entonces Presidenta de la Academia sufrió un ataque cerebrovascular en la propia sede de la institución y fue ingresada en el hospital Gregorio Marañón. Su cargo fue relevado por Mariano Barroso, en ese momento vicepresidente primero y ahora presidente, mientras la figurinista se centró en su recuperación. La junta directiva decidió por unanimidad nombrarla Presidenta de Honor de la Academia de Cine, cargo honorífico que hasta entonces sólo había ostentado Luis García Berlanga. 

"A su edad eligió trabajar por todos nosotros, cogió la Academia en unos momentos difíciles y su labor ha sido decisiva para la nueva etapa de modernización que estamos viviendo", ha expresado Barroso. Nora Navas, que fue su vicepresidenta segunda ha destacado que "formará por siempre parte de esta familia del cine por su inmenso talento, entrega, buen hacer y, sobretodo, por su sonrisa y humor". 

El camino a la presidencia de la Academia de Cine

Blake, nacida en Manchester en 1940, asumió en funciones el puesto de presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España tras dimitir su predecesor: Antonio Resines. El 15 de octubre de 2016 fue ratificada como tal al ser la única candidata a las elecciones convirtiéndose en la quinta mujer en ocupar este puesto, y se mantuvo en su cargo hasta sufrir un derrame cerebral a principios de este año. En su andadura, impulsó el primer encuentro entre la Academia de Hollywood y la española, además de intensificar notablemente la actividad del ente.

"He sido la única con huevos para presidir la Academia de Cine", afirmó al verse como única candidata para asumir el máximo cargo de la institución. Era diciembre, con los preparativos de la 32 edición de los Premios Goya en pleno apogeo. También reconoció como prioridad inmediata poner en orden las cuentas después de la "opacidad" de la anterior presidencia, y tratar de atraer a caras más conocidas y más profesionales jóvenes, para aumentar el número de socios y "ser más abiertos, pero también más exigentes con el talento".

Adhesión al movimiento #MeToo

La diseñadora de vestuario se sumó a las voces de las mujeres que denunciaron abusos sexuales sufridos durante su carrera profesional, como Leticia Dolera, contando que fue violada por un productor americano, cuando tenía 24 años. Fue preguntada al respecto en una entrevista del Huffington Post

"En una película inglesa un productor americano me violó. Fue una experiencia muy indeseada y muy horrible. Además él era una persona famosa y yo tenía miedo. Yo no podía decir nada a nadie. Fue horroroso. En esos años me daba vergüenza hablar sobre esto, solo a mi más íntima amiga le hablé de ello", reconoció. 

Reflexionó sobre la tendencia a culpabilizar siempre a las mujeres señalando que este problema era únicamente inherente al mundo del cine. "Siempre ha sido la mujer de la que se ha dicho que era culpable y no es así. Es muy injusto. Me alegro de que esté en la prensa y en todos lo países. Y pasa también en todos los negocios, no sólo en el cine".

Diseñadora de vestuario querida y premiada

Yvonne Blake era una de las mejores figurinistas del mundo antes de emprender la aventura en la presidencia de la Academia de Cine. Fue responsable del vestuario de cerca de 60 producciones, en las que ha trabajado con cineastas como François Truffaut, John Sturges, Paul Verhoven, Vicente Aranda o Jaime Chávarri. Entre una larga lista de intérpretes, vistió en la gran pantalla a Marlon Brando, Audrey Hepburn, Sean Connery, Marisa Paredes, Charton Heston, Elisabeth Taylor y Lauren Bacall. 

En su currículo destacan  Robin y Marian, Fahrenheit 451, Jesucristo Superstar, Superman y Nicolas y Alejandra, trabajo por el que logró el Oscar al Mejor Diseño de Vestuario. En 2012 recibió el Premio Nacional de Cinematografía, cuando ya tenía cuatro Premios Goya por: Remando al viento, Canción de cuna, Carmen y El puente de San Luis Rey.

Adiós al humor y tesón de Yvonne Blake, la diseñadora que vistió a Superman

$
0
0

"Me siento más española que Agustina de Aragón". Yvonne Blake agradecía así el Premio Nacional de Cinematografía que le fue concedido en 2012 en el Festival de San Sebastián. Reflejan el humor y carisma característicos de esta diseñadora de vestuario nacida en 1940 en Manchester que hoy, 78 años después, ha fallecido en Madrid. En el país donde llevaba más de cuatro décadas afincada y del que se despide como Presidenta de Honor de su Academia de Cine. 

Con la primera distinción se convirtió en la séptima mujer en recibirla, primera no actriz, y quiso compartir el galardón con "todas las mujeres técnicas de nuestro cine, nosotras también contamos, que quede claro". La segunda se eligió de forma unánime por la Junta Directiva de la Academia que no dudó en alzarla con la segunda persona, y primera mujer, en obtenerlo, tras Luis García Berlanga. 

Vistió a grandes estrellas como la Audrey Hepburn de Robin y Marian, o el Superman interpretado por Christopher Reeve. Pero con quien se estrenó fue con Sofía Loren en La Venus de la ira, de Daniel Mann en 1966. Desde pequeña, su madre le transmitió su gusto por la moda. Con 14 años fue a ver con ella el filme de Hepburn Una cara con ángel. El vestuario de la actriz estaba firmado por Givenchy e incluía un espectacular traje rojo con escote palabra de honor con el que se quedó fascinada: "Cuando salí de allí lo tuve claro: quería hacer vestidos como esos"

En Manchester con una beca del Regional College of Art & Design mientras trabajaba por las noches en el reputado The Library Theatre. Con 17 años viajó a Londres con su portfolio bajo el brazo y se presentó en la legendaria casa Bermans, firma fundada en 1884 y responsable del vestuario de películas como Cleopatra. Sus bocetos gustaron y le ofrecieron un puesto como ayudante de la diseñadora fija Cynthia Tingey.

Su aventura londinense fue difícil desde el punto de vista económico hasta que Tingey decidió trabajar menos tras contraer matrimonio, dándole la oportunidad a Blake de trabajar más. Cuatro años después, le encargaron el vestuario de una serie de televisión sobre Ricardo Corazón de León, cuyas condiciones laborales le permitieron dejar Bermans. 

A los 22 sus padres le propusieron irse a vivir a Israel, donde tenían familia, para que se alejase de un novio al que no aprobaban. La figurinista aceptó y, antes de partir, se enteró de que allí iban a rodar una película con Carlo Ponti y Sophia Loren. No se lo pensó dos veces y se presentó en al productora para decirles que iba a estar allí y que si querían contar con ella. Lo hicieron. 

Así, la cinta protagonizada por la estrella italiana fue su primer trabajo como diseñadora de vestuario en cine, la primera gran producción. Tras éste llegaron Falso ídolo, El espía de la nariz fría y Farenheit 451, a las órdenes de François Truffaut. Junto al francés, trabajó para otros cineastas de la talla de Albert Finney, John Sturges, Milos Forman, Al Pacino, Paul Verhoeven, Peter Bogdanovich o Richard Donner. Y aquí en España, con nombres como Gonzalo Suárez, Vicente Aranda, José Luis Garci o Jaime Chávarri. 

A finales de los sesenta pasó su primera etapa en nuestro país, trabajando en dos filmes: Duffy, el único y el western cómico Talento por amor. En el rodaje del segundo conoció al que terminaría siendo su marido Gil Carretero. Era traductor y segundo ayudante de dirección. Un día le invitó a comer paella y desde entonces no se separaron, tuvieron un hijo, el director de fotografía David Carretero, y dos nietos. Blake se trasladó a España y ha residido aquí a excepción de nueve años que pasó en Los Ángeles. 

Oscarizada por "su peor trabajo"

En 1971 ganó el Oscar al Mejor Vestuario por Nicolás y Alejandra, que reconstruía la vida de Nicolás II y su esposa, durante los años de corrupción, opresión y miseria que desembocaron en la Revolución bolchevique de octubre de 1917. En su discurso de agradecimiento reconoció que "de no haber sido por la revolución rusa no estaría aquí". Aun así, posteriormente afirmó que su trabajo en el filme era el que menos le gustaba de su carrera: "No ha aguantado bien el paso del tiempo".

Tras recibir la estatuilla vistió a Elizabeth Taylor en Una hora en la noche y aceptó el reto de diseñar el vestuario de Jesucristo Superstar. En 1973 realizó la primera de las seis películas que rodó junto a Richard Lester: Los tres mosqueteros (1973). El cineasta explicó en la rueda de prensa del festival de Gijón que la mejor cualidad de Blake era que "no sólo aporta desde el punto de vista artístico, sino que es alguien capaz de defender sus posiciones y no ceder el terreno". 

Otro de los proyectos cinematográficos en los que se vio envuelta fue Superman donde, pese al logro artístico de "conseguir que el vestuario no fuera ridículo" fue el rodaje en el que más sufrió. No se entendió ni con el director Richard Donner ni la actriz Margot Kidder, "pero sí con Marlon Brando y Gene Hackman". A Brando le ha elogiado en numerosas ocasiones, porque era "una estrella tan grande, al conocerle era tan normal, tan humilde, tan adorable y generoso, que me dejó pasmada". Así lo explicó en una mesa redonda organizada por la Universidad de Barcelona

Reconocimientos dentro de nuestras fronteras

La figurinista trabajó para el director Gonzalo Suárez en Remando al viento, en la que creó una amplia gama de vestidos y trajes de la época del romanticismo. Le valió para alzarse con su primer Goya en 1989. Repetiría galardón con Canción de cuna (José Luis Garci, 1994), Carmen (Vicente Aranda, 2003) y El puente de San Luis Rey (Mary McGuckian, 2004). 

En Estados Unidos participó en títulos variados sin perder el contacto con España, como Más allá de los sueños o Looking for Richard, en la que diseñó la armadura que Al Pacino lucía en la escena final. Los fantasmas de Goya, de Milos Forman, fue uno de sus últimos trabajos para cine. 

Posteriormente, en 2012, fue reconocida con el Premio Nacional de Cinematografía y en 2016 tomó las riendas de la Academia de Cine. Antonio Resines dimitió de su cargo en el mes de julio de ese año, y ella fue quien asumió en funciones el puesto. En octubre fue ratificada en el cargo al ser la única candidata en las elecciones. Entonces alegó ser "la única con huevos para presidir la Academia de Cine". Lideró la terna completada por Mariano Barroso y la actriz Nora Navas. 

La institución estaba en plena preparación de la 32 edición de los Premios Goya, donde dio su primer y único discurso como presidenta de la Academia, ya que en la última, celebrada este 2018, permanecía convaleciente del ictus que sufrió en enero. 

Blake impulsó el primer encuentro entre la Academia de Hollywood y la española, inició una campaña para invitar a todos los creadores, especialmente a los más jóvenes, a formar parte de la institución y bajo su mandato se intensificaron las actividades de la institución.

Víctima de abusos sexuales

La diseñadora de vestuario se sumó a las voces de las mujeres que denunciaron abusos sexuales sufridos durante su carrera profesional, como Leticia Dolera, al contar que fue "violada por un productor americano", cuando tenía 24 años. Fue preguntada al respecto en una entrevista del Huffington Post. "Fue una experiencia muy indeseada y muy horrible. Además él era una persona famosa y yo tenía miedo. Yo no podía decir nada a nadie. En esos años me daba vergüenza hablar sobre esto, solo a mi más íntima amiga le hablé de ello", reconoció. 

Despedimos a Yvonne Blake sabiendo que la palabra escrita no hace justicia al entrañable y firme carácter que la diseñadora derrochó en vida. Ni a su acento andaluz mezclado con el británico. Sí podemos reconocer el mérito a su intachable trayectoria que, ya convertida en una de las mejores figurinistas del mundo, decidió quedarse aquí en España, dando ejemplo con su trabajo y atreviéndose con todo, incluida la presidencia de la Academia de Cine. Claro que, después de vestir a Superman, Robin Hood o Jesucristo Superstar es probable que le resultara bastante más sencillo. 

Lo que Paco León debería aprender de Scarlett Johansson antes de aceptar un papel trans

$
0
0

Por desconocimiento, desdén, o una mezcla de ambas, la prensa de los años ochenta se refería a Dante Tex Gill como "la mujer que se viste como un hombre". Sabían que su apariencia masculina se debía a una cuestión de identidad de género, no de estética. Pero Gill era un mafioso, un indeseable para la sociedad que prefería atacarle por su sexualidad antes que leerle la cartilla por sus negocios de prostitución.

Nacido como Lois Jean Gill en 1931, Mr Gill, como prefería que le llamaran, fue un famoso proxeneta y propietario de burdeles escondidos bajo la tapadera de salas de masaje en el Pittsburgh (Pensilvania) de los años 70 y 80. Su vida de excesos y su relación con la mafia le convirtieron en objetivo de la justicia y de otros criminales. Mientras intentaba que no le volasen la cabeza como a muchas de sus chicas y socios, Gill luchaba por conseguir una cirugía de reasignación de sexo. 

Le costó mucho ser reconocido públicamente como hombre, e incluso tras su muerte en 2003, bien entrado el nuevo milenio, los titulares evocaban su "aspecto raro" y los obituarios le describían como "una mujer baja y rechoncha, que vestía trajes, llevaba el pelo corto y hablaba con rudeza".

Casi quince años después de aquel vertido de tinta, Rupert Sanders, el director de Ghost in the shell, ha querido trasladar la figura de Dante Gill y su historia "más grande que la vida" al cine en Rub & Tug. Lo anunció hace dos semanas junto al nombre de su flamante protagonista: Scarlett Johansson.

Sin pretenderlo, director y actriz volvieron a asociar a Gill con la mujer que nunca se sintió al encomendar su representación a una intérprete femenina y cis (la persona cuya identidad de género se corresponde al género que le asignaron al nacer). Pero no es la primera vez que una polémica por el estilo revela que Sanders no hace bien los deberes antes de enfrentarse a una película.

En la adaptación del anime de culto Ghost in the shell, muchos pusieron el grito en el cielo por el whitewashing de la protagonista, de nuevo interpretada por Scarlett Johansson. Este término denomina a la elección de actores blancos para los papeles de minorías raciales. 

"La diversidad es importante en Hollywood, y nunca querría que mi trabajo con este personaje fuese ofensivo", dijo la actriz en aquella ocasión. Esta vez no se ha pillado los dedos y ha abandonado el rodaje ante las primeras críticas por haber aceptado el papel de un hombre trans.

"Nuestra comprensión cultural de las personas transgénero continúa avanzando, y he aprendido mucho de esta comunidad desde que di la primera declaración sobre mi elección y me di cuenta de que era insensible", ha anunciado Johansson. Muchos han interpretado su fuga como una decisión libre y comprometida con la comunidad LGTB, pero otros han culpado al clamor popular de boicotear la libertad artística de la actriz y forzarla a abandonar tras una campaña de "acoso". 

De acuerdo con GLAAD, la representación de personajes LGTB cayó un 40% en 2017 respecto al año anterior y no hubo ningún personaje trans en los lanzamientos de los grandes estudios. Pero en países de habla hispana, la situación es aún peor, y casos como el de la chilena Daniela Vega son la aguja en el pajar de la exclusión. 

Así lo demostró la elección de Paco León como una mujer transexual en La casa de las flores, la nueva serie mexicana de Netflix. El actor lo anunciaba en su Instagram a través de una foto sentado en el retrete: "un personaje hay que trabajarlo hasta en sus momentos íntimos, este no fue fácil". Además del chascarrillo, colectivos trans criticaron las excusas posteriores de León, que zanjó la polémica diciendo que "lo podría haber hecho una actriz trans. Seguramente mucho mejor que yo. Pero me llamaron a mí y yo lo he hecho lo mejor que he podido".

Me dedico a la interpretación porque me encanta convertirme en otras personas. He tenido la suerte de haber sido yonqui, miss España y hasta un pollo en promociones de supermercado. En #Lacasadelasflores asumí el reto de interpretar a una mujer trans, lo podría haber hecho una actriz trans. Seguramente mucho mejor que yo. Pero me llamaron a mí y yo lo he hecho lo mejor que he podido, convencido de ayudar a @manolocaro el creador de la serie, en su intención de visibilizar, dignificar y normalizar a un personaje transgénero. Por eso aunque me den caña, me parece positivo que a través de los debates en redes, los colectivos que viven esa discriminación nos ayuden a saber cómo tratar el tema y sobre todo a replantearnos y redefinir el lenguaje que usamos. #transrespect #actorsrespect #respectforall

Una publicación compartida de @ pacoleon el

¿Tendría que haber renunciado el actor de La Peste a su papel y haber dejado paso a una mujer trans que, según él, lo habría hecho mejor? Las opiniones varían dentro del colectivo, pero hay algo en lo que coinciden y que curiosamente suele ser difícil de comprender para los directores. "Si el personaje es un hombre trans, debería ser interpretado por un hombre, cis o trans, pero no por Scarlett Johansson", dice Dariel Saúl, coordinador de Políticas Trans en la FELGTB, a eldiario.es.

Esto es porque la ficción suele explotar el proceso de cambio estas personas antes que intentar expresar sus sentimientos y normalizar sus identidades. "No lo tienen para nada en cuenta. Está muy bien que cojan actores y actrices de renombre, pero que tengan el género adecuado por favor", pide Saúl. "Escogiendo a Paco León para interpretar a una mujer trans, estás dando la impresión de que una mujer trans es un hombre caracterizado o disfrazado. No costaba nada contratar a una mujer del mismo caché que Paco León y normalizar mucho más esta cuestión".

Hace unos meses, la directora de la serie Transparent reconoció este error al fichar al actor Jeffrey Tambor para interpretar a su protagonista transexual y lo achacó a su "ignorancia respecto a las políticas trans". Saúl piensa que es una falta que cometen muchos creadores "que se aprovechan de un tema que está de moda entre comillas (porque siempre hemos estado ahí) para subirse al carro sin haber investigado".

Disyuntivas aparte, la gran reivindicación del colectivo, y a la que se suman desde la FELGTB, sigue siendo que hay que brindar más oportunidades laborales a las personas trans, que sufren un 70% de paro en nuestro país debido a los prejuicios. En cine, un sector tan visual y apoyado en los estereotipos, esta cifra se eleva casi al 100%. Esto sin contar que los únicos papeles a los que suelen acceder estos actores y actrices son en dramas alrededor de la transexualidad.

"Una persona trans nunca es llamada para hacer de hombre o mujer cis. Es normal que cuando un cis interpreta a un personaje trans quieran que se lo dejen a ellos, porque si no no comen", resume Saúl.

En otras palabras, animan a los directores de cásting a bucear por los dosieres de los actores y actrices trans. Si aún así ninguno les encaja, entonces instan a Paco León a interpretar a un hombre trans y Scarlett Johansson a una mujer trans. Y, a poder ser, que los propios actores entiendan y defiendan las políticas LGTB antes de aceptar un proyecto de tales características.

Por eso aplauden a Johansson y un poco menos a León, que en ningún momento se acercó a la profundidad del asunto o al prejuicio social que lleva a Netflix a llamarle a él antes que a una mujer trans. "Cuando estas personas famosas se plantan, dicen hasta aquí, esto no puede ser, nos ayudan muchísimo. Tienen un altavoz tremendo, por eso nos parece muy beneficiosa la decisión de Scarlett Johansson. Pero tampoco criticamos que Paco León aceptase su papel, solo que la próxima vez podría hacer de hombre trans". 

Madrid instalará una cabina roja en recuerdo del director Antonio Mercero

$
0
0

El Pleno del Ayuntamiento de Madrid pedirá el próximo 24 de julio la instalación de una cabina roja para homenajear una de las cintas icónicas del director de cine y televisión Antonio Mercero, a través de una proposición de Ciudadanos que saldrá adelante con el apoyo de PP y PSOE.

Esta proposición se hace eco de una petición iniciada en Change.org por el guionista David Linares, quien ha conseguido el aval de más de 4.700 firmantes a su iniciativa, que ha hecho llegar también a los diferentes grupos políticos.

Linares apuesta por un "Madrid de cine" que recuerde los rodajes realizados en la capital y que mantenga en su memoria La cabina, de Mercero, un angustiante mediometraje protagonizado por José Luis López Vázquez en 1972 y que fue rodado en una plazuela de Chamberí. Con esta cinta Mercero (Gipuzkoa, 1936- Madrid, 2018) se convirtió en el único español ganador de un premio Emmy.

En su proposición, la edil de C's Sofía Miranda se hace eco de esta idea pidiendo la instalación de una cabina de teléfono como la de la película y proponiendo asimismo que el Consistorio mantenga las conversaciones con entidades privadas interesadas en colaborar con este proyecto, apoyado por la Fundación Telefónica.

Por último, propone que la ciudad de Madrid colabore con la Academia de Cine para realizar un ciclo en homenaje a Mercero, del que recuerda que vivió en Madrid durante más de 50 años hasta su fallecimiento el pasado 12 de mayo.

Mercero dejó un "legado cinematográfico único con más de 30 obras que reunieron a miles de personas frente a la televisión y el cine y que en muchas ocasiones han sido un reflejo de nuestra sociedad y de nuestros valores", subraya Sofía Miranda, que cita series como Farmacia de Guardia o Turno de Oficio, "fuertemente vinculadas" a la capital.


Robin Williams: lo que escondían las risas de quien tenía miedo a ser aburrido

$
0
0

"Tengo miedo de pasar a ser, no solo aburrido, sino como una roca", confiesa Robin Williams tras ser preguntado por el temor de su vida. El capitán de una generación de peterpanes, el referente de clásicos como El club de los poetas muertos o El indomable Will Hunting, se suicidó en 2014 a los 63 años. Quien antes despertaba carcajadas a su paso, ya "no sabía ser gracioso", como él mismo dijo a Cheri Minns, su maquilladora. Al final, resultó que su energía inagotable no lo era tanto. Sí que tenía un límite, uno que hizo que nos despidiéramos de un grande de la historia del cine.

En la mente de Robin Williams es un documental dirigido por Marina Zenovich y producido por HBO que explora las luces de una cabeza privilegiada, capaz de revolucionar la comedia y de subir al escenario desatando un torbellino de risotadas. Pero también indaga en las sombras, en terrenos poco agradables ocultos de cara a la galería que llevan a la frustración o a las drogas. Como señala su compañero y amigo Billy Crystal, esa desesperación por complacer al público era realmente una muestra de "su falta de autoestima".

Todos los que admiran a Williams saben cómo termina esta historia, pero quizá no tanto lo que ocurre durante el transcurso. Por ello, esta biografía audiovisual se remota a sus orígenes, al nacimiento de su figura como comediante y posteriormente como actor para luego descender hasta un sombrío epílogo. Vídeos caseros, testimonios de sus allegados y fotografías inéditas, son los documentos que ocupan las casi dos horas de una obra que en ningún momento obliga a mirar el reloj. Todo lo contrario. Al igual que ocurría cuando el intérprete aparecía en pantalla, el único deseo latente durante su visionado es el de que nunca se acabe.

A pesar de no mostrar mucho interés por la interpretación durante su adolescencia, el actor nacido en Chicago comprobó con Tonight Show y Jonnathan Winters que incluso las personas menos habituadas a sonreír, como su padre, lograban cambiar sus rostros petrificados. Su primera actuación, de hecho, tiene muy poco de especial: imitó a un profesor de su instituto.

De los bares a la gran pantalla

"Era un tipo que siempre estaba de broma. A veces teníamos que mandarle a callar para poder terminar el ensayo", recuerda Mark Rasmussen, amigo del artista, sobre algunos momentos en las salas de interpretación. A pesar de que intentó estudiar la carrera de Ciencias Políticas, finalmente decidió formarse en el mundo del espectáculo. De hecho, comenzó a trabajar como camarero en un bar simplemente para poder actuar por las noches. Era sobre el escenario, con decenas de personas aplaudiéndoles, cuando de verdad se sentía reconfortado.

Si durante el show fallaban los micros tampoco pasaba nada. Williams tenía capacidad para improvisar sobre la marcha y, por ejemplo, parodiar a un predicador cristiano con poderes milagrosos. "Su mente iba como un rayo, pero no todo lo hacía en una noche. Trabajaba duro y se preparaba. Detrás de todo había un proceso analítico muy bien pensado", explica el guionista Bennett Tramer.

No obstante, el verdadero punto de inflexión llegó con su primera aparición en la pequeña pantalla. De pedir limosna en las salas pequeñas pasó a participar en la sitcom estadounidense Días felices emitida por ABC, donde se puso en la piel de un hombre llegado del espacio. El éxito fue tal que llegó a tener su propio spin-off coprotagonizado con Pam Dawber: Mork & Mindy. Al principio existían dudas de cómo funcionaría su humor en televisión, pero estas quedaron despejadas de inmediato. De hecho, tuvieron que meter una cámara adicional en el plató de rodaje para poder seguir los movimientos de Robin.

Llegó el éxito y, con él, las noches de locura. Las bebidas alcohólicas, los estupefacientes y las mujeres (algo que no importaba a su pareja de entonces, Valerie Velardi), empezaron a formar parte de su rutina. "La cocaína es la forma que tiene Dios de decirte: ganas mucho dinero", bromeaba el propio Williams en un monólogo. Sin embargo, la muerte de su amigo John Belushi, como él mismo afirma, le hizo "estar sobrio de golpe". Al menos, durante una etapa.

Dejar la televisión le sirvió para cambiar de vida. Comenzó una relación con Marsha, que antes era niñera de su hijo Zak, y tuvo dos nuevos descendientes: Zelda y Cody. También comenzó a hacerse un nombre en el séptimo arte, un mundo al que pocos cómicos procedentes de "la caja tonta" podían acceder. Aunque ya había estado involucrado en largometrajes como Popeye (1980), no fue hasta Good Morning, Vietnam cuando empezó a posicionarse como actor. De repente, la estrella de la televisión se convirtió en la del cine.

Al igual que sucedía con sus monólogos, el intérprete vivía tanto sus papeles que, literalmente, se convertía en su personaje. Así lo demuestran películas como El rey pescador, donde se transformó en un vagabundo con problemas psicológicos; o incluso obras animadas como Aladdín, en la que puso voz a un personaje creado expresamente para él: el Genio.

La droga del humor

"Cuando hacía a la gente reír era un subidón para él", apunta Billy Crystal. El problema llegaba cuando no conseguía esa "droga" también llamada humor. "Buscaba agradar, pero cuando no lo lograba sentía que no tenía éxito", rememora Zak Williams, quien añade que ser hijo de una de las personalidades cómicas más reconocidas a nivel mundial no era fácil. Con suerte le veían "la mitad del año", una frecuencia a la que tuvieron "que acostumbrarse".

Por un lado estaba el Robin Williams de El indomable Will Hunting, de Señora Doubtfire o el de El hombre del año, y por otro el que se hacía más de 100 kilómetros en bicicleta para desconectar o el que terminaba bebiendo wiski por rutina. "Empecé con botellitas de Jack Daniels del minibar y acabé teniendo que esconder la botella grande", bromeaba el cómico en uno de sus monólogos, utilizados, como venía siendo habitual, para desfogarse de sus problemas personales.

La cara triste quedaba oculta bajo una careta feliz que mantenía incluso con los médicos que le operaron del corazón, una situación complicada que no quedó exento de gags. El documental En la mente de Robin Williams pasa rápido por su etapa final, en la que se casó por tercera vez e intentó volver a trabajar con Pam Dawber en una nueva serie, The Crazy Ones. Pero como la propia actriz reconoce, todo era diferente. Tampoco profundiza demasiado en el momento en el que perciben que tiene Párkinson, una enfermedad que, según la CNN, no diagnosticaron correctamente.

En realidad padecía demencia de cuerpos de Lewy, algo que le impedía siquiera recordar las líneas de guion. "Nunca le había visto asustado hasta ese momento", asegura Crystal. Ante el deterioro de sus capacidades y las crecientes dificultades, el actor decidió poner fin al "terrorismo en el interior de su cabeza", frase que da título a la carta publicada a posteriori por su última pareja, Susan Schneider. Según cuenta en el texto, Williams no paraba de repetir que "quería reiniciar su cerebro" mientras se apagaba por momentos. "No tenía poder para ayudarle a ver su propia genialidad", añade. Una genialidad que, a pesar de todo, el resto contemplaba con creces.  

'Happy End', la Europa del 1% según Michael Haneke

$
0
0

Siempre resulta estimulante analizar qué películas gustan y cuáles no según el momento en el que se estrenan. Happy End, la última película de Michael Haneke, se pudo ver en el Festival de Cannes del año pasado. La misma edición cuya crítica aplaudió casi unánimemente el desolador discurso de Sin Amor de Andrey Zvyagintsev. La misma cuya Palma de Oro se llevó The Square de Ruben Östlund. Ambas películas con más de una concomitancia con la que nos ocupa.

La rusa trataba la progresiva pérdida de la emoción en un sistema capitalista sin una sola concesión amable ni al espectador ni a sus personajes. La sueca se rodeaba de una aureola arty cargada de humor negro para criticar lo mismo en clave más europeísta. Y la de Haneke hacía suya dicha crítica llevándola al terreno de los códigos de su cine, acudiendo incluso a la autorreferencia y al juego de espejos con sus anteriores films.

Sin embargo, a Happy End  le cayó la peor parte en el balance crítico. En The Hollywood Reporter  Deborah Young la definía como una película coja y vacua, en Screendaily Lee Marshall decía que era una película más frustrante que otra cosa. En la prensa española Carlos Boyero la tachaba de "fracaso pretencioso", Salvador Llopart decía que era una película "predecible y sin mordiente", y Philipp Engel la describía como "un Megamix fallido" de las obsesiones de su director. También es cierto que Haneke es un señor de 76 años con dos Palmas de Oro, no una voz precisamente renovadora de nada, y que no faltaron críticas a quien gustase la obra. Pero pronto el prestigio del austríaco cotizó a la baja situándola como la peor película del realizador desde el remake norteamericano de Funny Games. Con todo, ¿Es Happy End una debacle?

Los problemas del 99%

A lo largo de su carrera, Haneke ha ido abordando muchísimas temáticas. Unas veces adoptando discursos peliagudos, y otras dejando su argumentación a medias, pero casi siempre siendo totalmente consecuente con su visión del mundo. Como resultado la suya es una de las filmografías más sólidas y con menos contradicciones del cine europeo contemporáneo.

Desde la conocida como 'la trilogía de la glaciación emocional', su visión sobre cómo se significan los mecanismos de un sistema capitalista por posicionarse en contra de la empatía no han hecho más que evolucionar y ganar calado. Lo mismo pasa con sus tesis sobre la cotidianidad como terreno de una guerra de valores o el miedo como motor de la revolución interior. Son temas de los que hablan El séptimo continente, El vídeo de Benny, Funny Games, Código desconocido, La cinta blanca...

Todos, títulos que se dan la mano en Happy End: la historia de una familia rica gracias a la construcción. Cuando a su alrededor se suceden una serie de imprevistos -un accidente en una obra de su propiedad y la repentina intoxicación por antidepresivos de la madre de un familiar-, empiezan a verse las costuras en sus relaciones. En su fachada crecen las grietas de las que se alimenta una crítica mordaz y tocada de un humor malévolo tan inteligente como doloroso.

Consecuente con su filmografía, Haneke plantea en Happy End una amalgama de sus reflexiones antecedentes presentes en las relaciones sentimentales entre los personajes protagonistas. Sin embargo, no falta en ella un repunte de cierta urgencia inaudito hasta la fecha. Subyace siempre una visión crítica sobre múltiples temas de plena actualidad que van desde la crisis de los refugiados al feminismo en el ámbito laboral, pasando por la eutanasia o el racismo como cuestión de clase social.

Todos temas tratados como un telón de fondo al que sus protagonistas dan la espalda por mirar al público. Problemas omnipresentes para el común de los mortales, pero triviales para los de su casta.

Happy End no insiste en hacer al público empatizar con esta familia indecentemente adinerada. Pero no lo hace porque su misión no parece ser decirnos: "vosotros sois como ellos". Eso sería lo más fácil.

Más bien quiere recordarnos que ellos -el 1%-, existen. Que nuestros nimios problemas -pobreza, inmigración o desigualdad-, no les importan lo más mínimo. Algo que cuadra perfectamente con el cine de Haneke, pero que se actualiza en su forma de abordarse en su última película.

Imágenes públicas de gestión privada

Cuando las imágenes en movimiento empezaban a ser privadas, desde el super ocho casero hasta el nacimiento de Internet, el cine como arte apenas tenía un siglo de vida. Era, y es, una disciplina artística muy joven que, sin embargo, como señalaba Román Gubern en su Historia del cine, parece vivir cierto ocaso "subsumida en la era opulenta del audiovisual".

Haneke siempre ha visto en el cine un medio perfecto para reflexionar sobre el poder perturbador de las imágenes, como lo hacía en Caché o en Funny Games, pero nunca se había asomado a lo que significan estas en la esfera íntima de la era de Internet como ahora. Otra razón para considerar a Happy End su película más urgente, también la de más humor.

En ella, la presencia de la imagen en la esfera privada se nos muestra a través de unas grabaciones realizadas mediante un móvil, semejantes a las que podríamos ver en los stories de Instagram. Pero pronto se nos revelan cargadas de una distancia emocional –marca de la casa-, que pone los pelos de punta. La cámara de un smartphone se convierte en un gestor privado de la empatía y los resultados son aterradores, a la par que truculentamente graciosos.

Este discurso, además, se alía con otro puramente hanekiano: la infancia es la primera damnificada de la estupidez y la falta de comprensión adulta, como pasaba con El vídeo de Benny o La cinta blanca.

Por todo ello, Happy End es todo lo que una película de Haneke debiera ser, solo que esta vez viene cargada de cierta ironía sobre lo que esto significa. Algo que no contradice su crítica, humor y radical actualidad, como si reírnos de nuestras miserias fuese liberador.

30 años de culto a 'Akira', 30 años desde que el cine cambió para siempre

$
0
0

Akira lo cambió todo. Llegó antes que Naruto, antes que Dragon Ball e incluso antes que Ghost in the Shell. La obra de culto de Katsuhiro Ōtomo, estrenada el 16 de julio de 1988, marcó un antes y un después cuando palabras como manga o anime eran todavía desconocidas para el gran público de Occidente. Aquel "Neo Tokio a punto de E-X-P-L-O-T-A-R", como decía su cartel promocional, continúa sirviendo de referente incluso 30 años después de su aparición en la gran pantalla.

La estética cyberpunk, la calidad de la animación o su trasfondo filosófico son algunos de los muchos elementos que se pueden señalar de una película sin precedentes, que no atiende a ninguna de las reglas antes escritas en el género. En esta historia no existen claros héroes ni villanos, sino complejos personajes movidos por la supervivencia en medio de un estado policial. No hay nadie a quien admirar, ni siquiera a Kaneda, protagonista y líder de la banda de moteros The Capsule. Ya sea sucumbiendo a la violencia o a los poderes del gobierno, al final todos son diferentes caras de una misma moneda.

Como su propio autor explica en entrevistas publicadas a posteriori, todo comenzó en 1982, cuando la revista Young Magazine le propuso hacer una historieta sobre ciencia ficción de forma seriada. Fue entonces cuando puso la mira sobre Tetsujin 28, un manga japonés sobre robots gigantes y armas militares secretas que terminaría inspirando su obra culmen, Akira. Por ello, para entender lo que supuso y lo que todavía supone la obra de Ōtomo, repasamos algunos de sus aspectos más destacados de la mano del periodista Álvaro Arbonés, colaborador de habitual de Canino en materias como manga o anime.

Su influencia más allá de Japón

Aunque estaba bastante lejos de ser un paseo agradable, transitar por las calles del decadente Neo-Tokio interesó más allá de Oriente. Parte de culpa la tiene un presupuesto desorbitado, por entonces impensable para una película de animación: de mil millones de yenes (unos ocho millones de euros). Su presupuesto solo era superado por Ran (1985), de Kurosawa (con unos diez millones de euros).

Además, se creó el Comité Akira, compuesta de empresas como Kodansha, Bandai, Hakuhodo, Toho o Laserdisc, entre otras. "Fue la propia dimensión del proyecto lo que obligó a sacarlo. Que Bandai estuviera metida en el comité fue importante, porque eran quienes controlaban toda la industria fuera de Japón", explica Arbonés.

Las referencias

Aunque el manga de Akira nació a principio de los 80, Japón todavía se encontraba en proceso de cicatrización de viejas heridas. Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, las revueltas estudiantiles de Zengakuren (una organización radical de izquierdas que luchaba contra el ideario estadounidense) o la Guerra Fría, fueron ingredientes apropiados para crear un cóctel explosivo del que la cultura también bebería.

"A Ōtomo le afectan todas estas cosas y decidió transmitirlas para mostrar que se estaban matando entre hermanos por diferencias que igual no eran tan graves. De hecho, el final del manga es ese: vamos a unirnos y a entendernos a pesar de todo lo que nos hace distintos", apunta el periodista.

Pero no solo de referencias políticas bebe Akira. Además del ya mencionado Tetsujin 28, el creador japonés tampoco dejó escapar los detalles hacia Neuromante, Blade Runner, Star Wars, Easy Rider, por mencionar algunos de una lista casi interminable. Según Arbonés, al final Ōtomo es "un artista como cualquier otro, que apila todo lo que le interesa y así configura su personalidad". Por ejemplo, según añade el escritor, "algunos detalles recuerdan a Gundam", una serie en la que, al igual que en Mazinger Z, los robots eran utilizados como máquinas de guerra por los humanos.

El dibujo

Nada de 3D, todo estaba pintado a mano. Según The Washington Post, la película está compuesta por 160.000 dibujos con una paleta de 327 colores. Literalmente, no había ni un solo elemento sin moverse. "Hay escenas de Akira en las que llega a haber hasta siete u ocho personajes haciendo cosas diferentes y todos a la vez. Estamos hablando de un nivel de puesta en escena de Akira Kurosawa", considera Arbonés.

La gran cantidad de ilustraciones, sin embargo, no impidieron que cada detalle estuviera cuidado al milímetro. Desde un cartel luminoso en Neo Tokio hasta la capa roja de Tetsuo. Esto ha provocado que algunas de sus escenas acaben convirtiéndose en símbolos para el recuerdo. Si Star Wars tiene el Halcón Milenario y Cowboy Bebop el Swordfish II, Akira cuenta con otro vehículo mítico: la moto de Kaneda. "El diseño, que ya venía del manga, es una auténtica monstruosidad. Tiene una cantidad de detalles asombrosa, algo que refleja la obsesión de Ōtomo por cuidar todo", dice el periodista.

El mensaje

Dragon Ball deja claro quién es el villano, ya sea un alienígena con capacidad para destruir planetas (Freezer) o un androide capaz de absorber la energía de sus enemigos (Célula). En Akira, por el contrario, no resulta tan evidente. El futuro que de Ōtomo es uno lleno de injusticia, en el que los personajes son pisoteados y se defienden pisoteando al prójimo porque es lo único que conciben. Según Arbonés, lo que vemos es "una guerra interna con muchos conflictos a la vez en la que cada parte tiene un poco de razón". Continúa diciendo que quizá podamos "empatizar más con unos u otros", o que quizá la historia termine dando la razón a ciertos personajes, pero que "al final hay un montón de bandos".

Individuos diferentes unidos por una causa común. Esa es la lógica impregnada en cada una de las patas que compone Akira, desde el guion hasta su banda sonora. El periodista especializado indica que esta fue creada por Geinoh Yamashirogumi, "un colectivo compuesto por más de 100 japoneses que no son profesionales", sino que son "personas anarquistas que no trabajan como músicos y crean a su aire".  Agrega que "incluso en lo que no se ve también está el mensaje que intenta transmitir. Eso es lo que me parece brillante de la banda sonora".

El legado

Akira está en todo lo que ves. Poco importa si se realiza o no la rumoreada y codiciada adaptación a imagen real. Akira es Stranger Things, Chronicle, Origen o Star Wars VIII. De hecho, el director de esta última, Rian Johnson, confesó en Reddit que su rango de influencias "va desde Terminator hasta Akira". Para Arbonés, Ōtomo es uno de esos creadores capaces de marcar un antes y un después "o estabas con Ōtomo o estabas contra Ōtomo". Es decir, que es "un abismo en el que caes o intentas volar por encima de él, pero no hay posibilidad de ignorarlo". Y, como reflejo de ello, todo lo que consigue generar incluso 30 años después de su aparición en la gran pantalla.

El 'mockumentary' sobre la llegada a la Luna que Iker Casillas se creyó

$
0
0

A estas horas, como mínimo, 180.000 personas piensan que la llegada del hombre a la Luna fue una farsa. El encargado de hacer un último sondeo al respecto ha sido el futbolista Iker Casillas en su Twitter, donde se ha reconocido sin pudor entre los que creen que los norteamericanos "nos la colaron". 

"El año que viene se cumplen 50 años (supuestamente) que el hombre pisó la Luna. Estoy en una cena con amigos discutiendo sobre ello. Creéis que se pisó? Yo no!", dijo antes de adjuntar la encuesta que ha despertado a Internet del letargo veraniego. Según el exportero del Madrid, el pequeño paso de Neil Amstrong no fue tan grande para la humanidad como la NASA nos hizo creer.

La reacción no se hizo esperar, hasta tal punto que el astronauta y nuevo ministro de Ciencia, Pedro Duque, le ha querido sacar de su error. "Los hechos no cambian opine la gente lo que opine". Pero a Casillas no solo le acompañan esos centenares de miles de votos a favor de la teoría conspirativa -que de hecho se antojan pocos-, porque los escépticos aparecieron en el mismo instante que Armstrong y Buzz Aldrin pusieron un pie sobre la superficie lunar. Corría julio de 1969 y las barras de los bares acogían a los listillos y a los escépticos mucho antes de que recalasen en Twitter.

Ante un suceso histórico que cambió la percepción humana y estelar para siempre, apareció en 2002 un falso montaje que indagaba en las incongruencias de la primera llegada del hombre a la Luna. Operación Luna apoyaba la teoría de que Hollywood y Stanley Kubrick habrían orquestado en un estudio de la MGM el famoso "un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad".

Agentes de la CIA, técnicos de la NASA, Henry Kissinger, Donald Rumsfeld e incluso la mujer del propio Kubrick participaron en este mockumentary (falso documental). Con los famosos argumentos de la bandera ondeante, los focos detrás del astronauta y la honda pisada a pesar de la gravedad, la polémica estaba servida.

No obstante, el director William Karel incluyó pequeños guiños a la cinematografía de Kubrick que solo percibieron los más observadores y que echaban por tierra la verosimilitud del documental. Un truco taimado que sirvió de inspiración para Jordi Évole en su Operación Palace, un mockumentary de 2014 que vendía el golpe del 23F como un gran montaje dirigido por José Luis Garci. 

Qué se contaba

Al comienzo de Operación Luna (titulado en inglés The Dark Side of the Moon), Karel insinúa que los familiares y amigos de Kubrick, y algunos políticos, aprovecharon su reciente muerte (en 1999) para desvelar el secreto mejor guardado de su carrera: que había sido interceptado por la agencia espacial para rodar una llegada a la Luna que nunca ocurrió y adelantarse así a los rusos. 

El cineasta neoyorquino habría contactado con la NASA para pedirles prestada una lente especial que valía millones de dólares y que necesitaba para su película Barry Lyndon. Pero lo más sorprendente de todo es que la consiguió. "¿Por qué accedieron los peces gordos de la NASA y el padre de la conquista espacial a prestarle a Kubrick aquella lente legendaria y única en el mundo?", dice la voz en off. En 2001, su viuda Christine Kubrick "descubrió un archivo con el logo de la Casa Blanca y el sello de Top Secret, y en él estaba la respuesta a esas preguntas". 

En 1961, Kennedy había convertido el aterrizaje en la Luna en su principal prioridad porque, un mes antes, el ruso Yuri Gagarin había sido el primer humano en viajar al espacio exterior. "Tras varias reuniones con Walt Disney, surgió la idea de que solo Hollywood, que se dedicaba a crear sueños, podía transformar el soso lanzamiento de un cohete en una emocionante superproducción, y Stanley Kubrick estaba a punto de convencer a los últimos escépticos", aseguran en el documental. 

El creador de 2001: una odisea en el espacio era el fichaje indicado para convertir el Programa Apolo en el espectáculo de luces que la cúpula estadounidense necesitaba para ganarse el favor público.

"Entonces, uno de los consejeros del presidente dijo indecisamente, ¿y si grabamos los primeros pasos sobre la Luna en un estudio? Así, si fracasamos, siempre podemos enseñarle esa película al público", revela en un momento la secretaria personal de Nixon. "Me pareció lo correcto, porque teníamos que hacer algo para demostrar que seguíamos siendo los EEUU de América", aprueba Donald Rumsfeld, que después fue el secretario de Defensa de George Bush

El presidente Nixon decidió que Kubrick rodara en el set de 2001 en Londres y que la transmisión de la filmación fuera real y a escala mundial. Tras estas entrevistas, el director del falso documental da voz a supuestos expertos en fotografía y física para explicar las inconsistencias de las instantáneas y de los vídeos que se rodaron en ese escenario.

Cuenta también que los participantes en la estafa fueron perseguidos y eliminados por la CIA, y que Kubrick se vio obligado a recluirse con su familia temiendo cada día por su vida. Como gesto de agradecimiento, años más tarde la NASA permitió que el genio de la cinematografía utilizara la famosa lente para Barry Lyndon, una película rodada únicamente a la luz de las velas.

Todo encaja a la perfección, hasta que Karel confiesa al final de Operación Luna que todas las declaraciones fueron descontextualizadas y arrancadas de conversaciones sobre el escándalo Watergate. Ni siquiera los participantes sabían realmente de qué iba todo aquello. De hecho, como guiño a los seguidores de Kubrick, algunas de las personalidades que aparecen a lo largo del metraje reciben el nombre de personajes secundarios de sus filmes.

El documental fue emitido el Día de los Santos Inocentes en 2004 en el canal francés ARTE. En un pase de prensa previo, muchos periodistas salieron enfurecidos por la treta e incluso llegaron a acusar a Karel y a los suyos de promover en Francia una campaña antiamericana. "Mucho me temo que los indignados con Operación Palace son los mismos que se lo tragaron", escribió José Antonio Pérez tras la retransmisión del mockumentary de Évole. Algo que posiblemente también ocurrió en aquella sala de prensa parisina y que fue la causante de tanta animadversión hacia la película y su director.

Al fin y al cabo, como dijo el director de Operación Luna en una entrevista posterior, "la humanidad no es lo suficientemente inteligente como para conspirar de verdad, solo para inventar una infinidad de teorías de la conspiración y creérselas".

Carmen Maura, Premio Honorífico de la Academia Europea del Cine

$
0
0

La Academia Europea del Cine ha anunciado este jueves que concederá el Premio Honorífico a toda una carrera a la actriz española Carmen Maura, en reconocimiento a su gran y prolífica trayectoria cinematográfica.

La intérprete madrileña, afincada en Francia en los últimos años, será la invitada de honor en la 31 edición de los Premios de Cine Europeo que se celebrarán en Sevilla el 15 de diciembre. No será el primer galardón que Maura reciba por parte de esta institución, ya que en su primera edición de 1988 obtuvo el premio a la Mejor actriz por Mujeres al borde de un ataque de nervios, de Pedro Almodóvar, que también le valió el Goya. En la tercera edición de 1990 repitió galardón en los EFA esta vez por Ay Carmela!, de Carlos Saura. 

La artista fue musa del ganador del Oscar a la mejor película de habla no inglesa por Todo sobre mi madre (1999) en los 80 y 90. Con él rodó la mítica La ley del deseo (1987) y la multipremiada Volver (2006), con la que se alzó como Mejor actriz en Cannes y en los premios concedido por la Academia de Cine española. 

A lo largo de su carrera, ha trabajado junto a otros cineastas de renombre como Fernando Trueba en Sé infiel y no mires con quién (1985), Mario Camús en Sombras en una batalla (1993), Agustí Villaronga en Carta a Eva (2012) o Álex de la Iglesia en, entre otros títulos, La Comunidad (2000). Por su papel en la última fue reconocida con la Concha de Plata en San Sebastián y otro premio Goya, el entonces tercero de su trayectoria. Lo volvió a ganar con Volver, su cuarto y, por el momento, último cabezón. 

Fuera de las fronteras de nuestro país, ha sido dirigida por otras figuras laureadas como Francis Ford Coppola en Tetro (2009), el argentino Alejandro Agresti en Valentín (2002) y los franceses André Techiné en Alice and Martin (1998), Etienne Chatiliez en Le bonheur (1995) y Philippe Le Guay en Las chicas de la sexta planta (2002), por la que recibió el César a la Mejor actriz de reparto. 

Comenzó su carrera a finales de los 60 en teatro, participando en cortometrajes como El espíritu o Mantis, y televisión. De su incursión en la pequeña pantalla destacan Las doce caras de Eva, Aventuras y desventuras de Mateo o Tres eran tres

Una trayectoria llena de reconocimientos

Maura es Caballero de la Orden de las Artes y la Letras de Francia, ha sido Premiada con el Excellence Award en Locarno y fue Premio Donostia en 2013. Además de los galardones citados, recibió el premio a la mejor actriz del Festival de Cine Europeo de Berlín (1988), el Premio del Festival de Venecia (1988), obtuvo cuatro Fotogramas de Plata (1989, 1990 y 2001), fue Actriz Europea del Año (1990), y Medalla de Oro al Mérito de Bellas Artes (1998).

Igualmente, cuenta con el premio a la mejor actriz del Círculo de Escritores Cinematográficos de España (2001), su equivalente de la Unión de Actores ese mismo año, recibió el homenaje del Festival de Cine Español de Londres (2006) y fue Premio Málaga a su carrera en 2007.

También se llevó la Espiga de Honor de la Seminci vallisoletana (2008) y fue Medalla de Oro de la Academia Española de Cine (2009).

Viewing all 2750 articles
Browse latest View live